23 JUNE 2017 – La Vanguardia

La Fundación Bancaixa expone 50 obras que confirman la pasión por el dibujo del artista irlandés

Las obsesiones del artista irlandés Francis Bacon definieron unas creaciones con temáticas repetidas. La amplia serie dedicada a la obra de Velázquez del papa Inocencio X, las crucifixiones o los retratos y más aún los autorretratos son una buena prueba de ello. Y durante años se creyó que Bacon no dibujaba ni bocetos para sus cuadros ni dibujos con entidad propia.

La muestra que ayer se inauguró en la Fundación Bancaixa de València, con el título Francis Bacon, la cuestión del dibujo, confirma las obsesiones del artista y desmiente la segunda hipótesis: el irlandés fue un dibujante excepcional, con centenares de obras que confirman que dominaba este arte con maestría y devoción.

La exposición incluye más de medio centenar de dibujos de gran formato a lápiz, cera y collage, que pertenecen a la colección de Cristiano Lovatelli Ravarino, periodista y amigo íntimo del pintor durante años. Ravarino tiene en propiedad más de 600 dibujos fechados entre los años 1977 y 1992 (año en que murió el artista en Madrid). Bacon llegó a crear más de 1.200 dibujos.

El crítico y profesor de arte Fernando Castro, comisario de la exposición, recordaba ayer que hasta el año 1992 se creyó que el pintor irlandés no había hecho dibujos. Entre otras razones, porque el propio Bacon lo había negado en varias ocasiones en diversas entrevistas. “Era una anomalía histórica en el arte que se demostró falsa”, subrayaba Castro. Para el comisario, la exposición permite una aproximación a las reflexiones de Francis Bacon sobre la angustia, sobre la identidad, sobre las obsesiones que le siguieron durante toda su vida.

Uno de los bloques más importantes de la muestra es el dedicado al papa Inocencio X. Bacon consideraba el cuadro de Velázquez uno de los mejores del mundo, y su compulsión de repetición “revela la potencia obsesiva que le dominó”. Llegó a considerar que todos sus esfuerzos por reproducir esa imagen habían conducido al fracaso y en 1966 declaraba que había abandonado ese motivo. “La imagen del Papa se imponía en su imaginario como algo único; se le coloca en una posición única por ser el Papa, y en consecuencia, como en algunas grandes tragedias, es como si se le alzase en un estrado para que la grandeza de la imagen se desplegase ante el mundo”. El papa Inocencio X es uno de los primeros temas del pintor, y los dibujos de la muestra confirman que nunca abandonó esa obsesión.

Otra de las temáticas repetidas es la crucifixión. “Él era irlandés, y la relación de los irlandeses con la cultura y la religión es singular”, explicaba Fernando Castro. Y estuvo siempre fascinado por los cuatros de mataderos y carne que asociaba a la crucifixión. Otra de las temáticas presentes en los dibujos son los autorretratos “aunque su rostro fuera algo que le desagradaba; se tortura con la obsesión de su propia imagen, cuya identidad choca con el rechazo social”.

La muestra ha estado en muchas capitales, pero en la Fundación Bancaixa se ha expuesto con un fondo negro, lo que propicia un clima especial; y organizada para observar estas temáticas que tanto le obsesionaron.

El cuadro de Velázquez del papa Inocencio X, crucifixiones y autorretratos son los motivos más tratados

 

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